Predestinado a conocer los esplendores del reconocimiento unánime internacional por su singular expresión lírica, Erasmo Capilla, en la plenitud de su vida, sucumbió a la conjura de los mediocres; en especial de uno que ahora aspira a apoderarse del ISMEV. Enrique Salmerón, guitarrista notable y compañero de vocación de Capilla, invoca en estas líneas al maestro violista quien con su arte eterniza al ser.
Enrique Salmerón
¿Qué significado tiene el ser?, ¿logramos en nuestra vida realmente ser? Todo el tiempo la vida se convierte en un una búsqueda incesante de anhelos, de querer ser, de llegar a ser. Eso me recuerda a muchos compañeros, que soñaron, anhelaron y fueron. Erasmo Capilla fue uno de ellos. Cuando compartíamos el edificio del Conservatorio de Música en la calle de Juárez, no sólo aprendíamos música, o hacíamos amigos, cómplices en los sonidos esparcidos en el tiempo...
Éramos muy jóvenes, buscando el dominio del instrumento, el desentrañar el misterio de los sonidos musicales. Era muy común ver a Erasmo caminar por los pasillos tocando en su violín a Bach o Paganini, y en ese momento se escuchaba la voz de la señorita Guille callando a Erasmo, para que no interrumpiera las clases. No sé quien producía más sonidos.
Su empeño insconciente por ser lo hacía enfrentar los retos del repertorio. Como espartano, cada vez más alto, más veloz, más fuerte. Hasta que en un momento de su vida decide volar con su instrumento. Agustín León Ara, violinista español. Yo escucho embelesado tocar el concierto para violín de Rodrigo y se siente en el ambiente. Erasmo va a estudiar con este maestro a Bélgica. Él y su hermano Rafael, con el apoyo del mecenas universitario de la música en Veracruz, Roberto Bravo Garzón, lograrán cruzar la realidad y viajar hacia donde los sueños se cumplen.
Nos llegan noticias de que gana concursos, ingresa a la Capilla de la Reina. Vaya juego de la vida: un Capilla en la capilla… de vez en cuando regresa a Xalapa y se le escucha un maravilloso concierto de Sibelius, o los increíblemente difíciles Symanovsky o Alban Berg. En este punto ha logrado lo imposible.
Aun cuando lo criticaron por sus debilidades humanas, pregunto: ¿quién no las tiene?, ¿quién está exento de ellas? Quien ahora lo critique, mencionaría lo que el pobre de Nazareth dijo: “Quien este exento de pecado, que arroje la primera piedra”. Sin embargo, se levantó de la muerte como Lázaro, y caminó…
Su deseo más grande fue hacer que su Xalapa se convirtiera en el centro musical de relevancia que merece ser.
Al respecto Capilla recordaba que en esta ciudad se realizó el festival musical más importante que se hizo en Veracruz, y que no se ha repetido. Para muchas personas, artistas, autoridades y gestores culturales, este hecho no fue recordado en este 2009, y es que en 1959 se llevó a cabo el Segundo Festival Internacional Pablo Casals, con la presencia de ese gran artista y ciudadano del mundo, que acompañado por otros grandes artistas como Villalobos o Rostropovich caminaron por las calles de Xalapa o por los corredores de la Prepa Juárez. Hoy, septiembre de 2009, Xalapa no recuerda a detalle que pasó ese enero del 59. Olvidos… Los hombres olvidamos, la vida no.
En 2006 la vida le sonreía, los funcionarios le sonreían y apoyaban con beneplácito la iniciativa de crear un festival con el nombre de Erasmo Capilla. ¿Demagogia, cariño o admiración? Sólo ellos lo sabrán. A pesar de todo se hizo. Bien o mal, no lo sé, tampoco me interesa. Sólo sé que hubo alguien que quiso darle a mi ciudad otro tono, otro color. Y nada más.
Segundo festival… Muchos problemas… Le digo a Erasmo “si el disgusto es que el festival lleva tu nombre: quítalo y hazlo. No firmes papeles, sé feliz, líbrate de las intrigas: no firmes papeles, no te fíes de promesas. Tú no debes estar aquí, regresa a Europa. Estás grabando, estás dirigiendo a los grandes, cuántos quisiéramos estar cerca de esos gigantes de la música, y tú lo estás”.
Se fue, sí, se fue, pero a otra dimensión. Triste, abatido, humillado. Pero en esta vida, todo empieza y acaba. El destino cobra cuentas, y cada quien paga la suya.
Erasmo Capilla, nuestro compañero, quien logró llegar a alturas importantes. Me parece verlo de nuevo con su violín. Caminando por el pasillo de mi vida, tocando hacia el infinito.
Septiembre de 2009
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