Sergio Raúl López, colaborador de Performance, sostuvo recientemente una charla vía Internet con el director coreano Park Chan-Wook (Sed de Sangre, 2009) -uno de los mas genuinos autores de cine contemporáneo. Las siguientes líneas, extraídas de la entrevista-conversación aludida (publicada en el último número del períodico), ofrecen un testimonio único en relación con la propuesta cinematográfica del aclamado director asiático.
S. R.L.
Un elemento recurrente de su cinematografía es que las fronteras morales y éticas prácticamente se borran. Las víctimas y los victimarios intercambian continuamente sus papeles, pues más que de violencia y redención, su trabajo contiene una amplia reflexión sobre la condición humana.
P.C.W
Por supuesto. Lo que trato en mis películas no es el concepto abstracto del bien y del mal, sino lo que ocurre con seres específicos, trata de personas buenas y de personas malas. Y es que ese es mi punto de vista, que las personas, incluso las buenas y las malas, no poseen características fijas, sino que algunas veces son buenas y en otros momentos son malas. Simplemente ocurre que hacen actos, buenos o malos, en ciertos momentos específicos y lo que complica mucho más estos asuntos es que las buenas intenciones no llevan inmediatamente a realizar buenas acciones, a buenos desenlaces, pero es que así funciona el mundo. Y precisamente como ejemplo de que las mejores intenciones pueden conducir a los peores resultados posibles, podemos ver la historia de este sacerdote, que comparte su sangre de vampiro con la mujer que ama con la intención de salvar su vida, pero como resultado de esta acción da a luz a un depredador diabólico imperdonable.
S.R.L.
Es decir, que su planteamiento sobre la moralidad resulta complejo e intrincado, como lo es asimismo en la vida cotidiana.
P.C.W.
El protagonista no es, simultáneamente, un sacerdote y un vampiro. Sino que ha sido, desde siempre, un sacerdote, y la película muestra el proceso que atraviesa para convertirse en vampiro. El cura siempre tiene más aspectos morales y más fe que la gente común y corriente, es por eso que decidió participar en un experimento para erradicar una enfermedad mortal que asola África. Pero es debido a su fe, a ese espíritu de entregar la vida por los demás, que finalmente lo llevó a convertirse en un vampiro. Entonces, en la película, planteo que estas voluntades hacia el bien a veces acaban por convertirse en el mal.
Pero dentro de su moral hay aspectos oscuros. Por ejemplo, los deseos por suicidarse, así sea por una buena causa como el experimento médico o el deseo de peregrinar a otra tierra para conseguirlo, cuando él, como sacerdote, recomienda no hacerlo a la feligresía, pero contradictoriamente en su interior lo desea para sí mismo. Otra es que este cura aspira a la santidad y, gracias a ella, a comunicarse directamente con Dios. Pero son deseos escondidos, a la vez que prohibidos. Aparentemente es humanismo, pero al mismo tiempo son deseos muy peligrosos.
El cura tenía estos deseos, pero no eran muy bien vistos, pero cuando se convierte en vampiro, en un ser que debe vivir de la sangre de otras personas, ya no puede controlar sus deseos y se ha convertido en una mala persona que se permite amar y desear sexualmente a una mujer casada, como Tae-ju, la protagonista.
S.R.L.
¿Qué tan grande influencia resulta su formación católica en el cine que hace?
P.C.W.
Crecí en una familia católica, pero a diferencia de América Latina y Europa, donde el catolicismo es más abierto, en Corea es diferente, no existen imágenes del castigo. Cuando yo era niño en los años setenta, el catolicismo coreano tuvo mucha influencia de los movimientos de América del Sur y creo que esa fue una de las mayores fuerzas para la resistencia contra la dictadura en Corea. La influencia sobre mí, por lo tanto, no era en el sentido del pecado o de pedir perdón en las iglesias, sino como fuerza contra la dictadura. Y el sentimiento del pecado que existe siempre en mis películas surgió de la culpabilidad que tengo por no haber participado en esa lucha ni en las manifestaciones políticas cuando yo era universitario, como lo hicieron mis otros amigos.
Fragmento de la entrevista. La versión completa puede leerse en la edición 122 del periódico Performance.
Fragmento de la entrevista. La versión completa puede leerse en la edición 122 del periódico Performance.
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