jueves, 2 de junio de 2011

La ley y el Nuevo orden

Policias Intermunicipales de Xalapa en la Plaza Lerdo
Policia Intermunicipal de Xalapa
  
 Fabrizio Cordera

La desaparición de las policías intermunicipales del estado con miras a la conformación de una Policía Única ha generado más dudas que respuestas satisfactorias a la sociedad veracruzana. Fabricio Cordera se remonta a los orígenes de estas fuerzas creadas en la pasada administración y las razones de su nula credibilidad y eficacia. 


La fuerza pública cree en la ley y el orden de forma muy inocente.
Un policía cree en ellos más que en la gente a la que sirve porque… de la ley y
el orden deriva ese poder personal que él ama tanto o más que el resto
del mundo. Sin embargo, en el agente de policía late siempre una
especie de resentimiento hacia la gente que sirve.
 
El Padrino, Mario Puzo

 
El miércoles 25 de mayo el gobernador Javier Duarte anunció la disolución de la Policía Intermunicipal Xalapa-Banderilla-Tlalnelhuayocan (PIXBT), corporación creada el 8 de junio de 1996 durante la administración de Patricio Chirinos Calero en un intento por mejorar las condiciones de seguridad de la conurbación (en ese mismo periodo de gobierno fueron creadas dos corporaciones intermunicipales más, la Veracruz-Boca del Río [PIVB]  y la Poza Rica-Tihuatlán-Coatzintla [PIPTC]; ya con Fidel Herrera se conformó la Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque-Nanchital) la cual, de acuerdo con diagnósticos elaborados en su momento, carecía de cuerpos policiacos competentes.
La medida del gobierno duartista evidentemente tiene una intención que ya no se puede considerar profiláctica, por el contrario, es la medida extrema, la amputación de un miembro que se entiende completamente gangrenado, al menos ese es el mensaje que se envía al desaparecer la corporación citada. De igual forma se deja claro que el paso subsecuente es la integración de la denominada Policía Acreditable y, posteriormente, conformar la tan anhelada Policía Única. Es decir, se pretende desaparecer a las policías municipales, consideradas el eslabón más débil, donde se presenta la mayor infiltración del crimen organizado (factores que contribuyen al respecto: bajísimos salarios, escasa preparación, carencia de infraestructura, bajo nivel socioeconómico de sus integrantes), y sustituirlas por una policía estatal única, que a su vez tenga una línea de acción coordinada con la federación, evitando la dispersión de esfuerzos.
Los primeros módulos de la Policía Acreditable estarán conformados por 422 elementos en cada entidad federativa y contará con unidades de análisis táctico, de investigación y de operaciones. La primera entidad que ha puesto en operación este modelo bajo el nombre de Fuerza Civil ha sido Nuevo León (el mismo 25 de mayo y utilizando un discurso plagado de lugares comunes: modernización, confiable, eficaz, la presentación corrió a cargo del gobernador Rodrigo Medina).
Subyace, sin embargo, un elemento que permite plantear la posibilidad de que detrás de esta nueva policía acreditable y la policía única se busque establecer un control social y político de cara al proceso electoral de 2012.
Se ha observado cómo, en anteriores procesos electorales de orden estatal, las policías han sido utilizadas como grupos de choque encargados de la disuasión y contención de las estructuras de operación electoral, conocidas popularmente como mapaches; es decir, el día de la elección normalmente se despliegan estas estructuras que buscan coptar, comprar o inducir el voto mediante el pago en efectivo de cantidades que suelen fluctuar entre los 500 y mil pesos. Se concentran en puntos específicos (casas de promotores del voto o de enlace de los ayuntamientos) y desde ahí salen hacia las zonas consideradas de mayor afluencia de votantes del partido antagónico, es entonces cuando entran en acción estos grupos de choque. En otras palabras, quien tiene el control de la policía puede ejercer un control electoral efectivo en sectores específicos.
Si a lo anterior sumamos que un porcentaje importante de las corporaciones estatales están bajo el mando de elementos surgidos de la milicia, en su mayoría militares de alto rango en situación de retiro (se encuentran al frente de 14 secretarías de seguridad estatales, sólo en siete entidades no hay presencia militar en las estructuras de seguridad) observamos cómo, cada vez más, la presencia militar se consolida y tiene un peso específico en la coyuntura electoral de 2012.


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